SÓCRATES Y LA FUNCIÓN DE UN PROFESOR

 "-Ven aquí, Meletos, y respóndeme: ¿Es cierto que por encima de todo quieres que los jóvenes lleguen a ser mejores?

- Muy cierto que sí.

-Pues entonces, di a estos hombres quién puede hacerlos mejores. Porque es evidente que, si te ocupas de esto, lo sabes. Ya que has encontrado al que los corrompía, que, según dices, soy yo, y me llevas ante la justicia y me acusas; dinos pues, quién es el que los hace mejores, nómbralo públicamente. ¿Ves, Meletos? Callas y no sabes qué decir. ¿No te parece vergonzoso y al mismo tiempo una prueba suficiente de lo que yo digo que jamás te has ocupado de estas cosas? Di, buen amigo, ¿quién los hace mejores?"  

(Apología de Sócrates, 24d)



Sócrates ha sido uno de los filósofos más influyentes en el pensamiento occidental, a pesar de que de él solo sabemos con certeza que fue condenado a muerte, algo que él mismo eligió antes que traicionar sus convicciones. En él, la preocupación por la educación ha estado siempre vigente, al igual que en sus contemporáneos: los sofístas. Sin embargo, las pretensiones de unos y otros eran bien distintas; Sócrates afirmaba que las pretensiones de los sofístas eran, a todas luces, absurdas. Lo que le llevaba a decir tal cosa era la insalvable contradicción a la que llegaban estos últimos, ya que pretendían enseñar la excelencia al mismo tiempo, creían que no era posible llegar al conocimiento. Bajo esta premisa, a lo que se dedicaban entonces los sofistas era a enseñar a argumentar bien, a defender una idea sin importar si esto es falso o no. De esta forma, una idea bien defendida se convierte en verdad, algo que para Sócrates era un sacrilegio.

El método socrático era bien distinto: tenemos, por un lado, al profesor (Sócrates), un hombre que sabe que no sabe y que pretende hacer llegar a esta primera verdad a todo el que se cruzase por la calle (literalmente). ¿Cómo? A través de preguntas, conduce al receptor a una serie de contradicciones lógicas, hasta que por fin "da a luz" (de ahí que a este método se le llame mayéutica) ese conocimiento: el conocer al fin su propia ignorancia, el famoso "solo se que no se nada". Sócrates esboza aquí la labor principal del profesor, a saber, la de acompañar en todo momento al alumno y actuar como una suerte de comadrona.

BIBLIOGRAFÍA:

-Platón: Apología de Sócrates, editorial Gredos, 2014, traducción de Julio Calonge.



Comentarios

  1. Lo que me parece más clave de esto es que Sócrates busca la verdad, que, al fin y al cabo, es el objeto y el fin del conocimiento. El planteamiento que hace es muy lógico: si no existe la verdad, el estudio no tiene ningún sentido. Y si existe, entonces el papel del docente debe ser el de un guía, un acompañante en ese camino de búsqueda. Pero esa búsqueda no puede estar orientada a una nada, porque si no hay una meta no puede haber un camino, solo una deambulación sin rumbo y sin sentido en la que, por lo tanto, un guía no sirve para nada.
    ¡Muy interesante el post!

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